En nuestra segunda clase y tras la comentada dinámica de grupo que nos hizo nuestra profesora Ángeles, que llegó tarde intencionadamente para hacernos reflexionar acerca de la puntualidad española y de la profesionalidad de los docentes que deben de comenzar sus clases en hora, comenzamos la clase con una exposición. La exposición era a cerca del famoso retratoplato, ejercicio de choque cambiando la forma de soporte para pintar a un compañero y que este luego lo decore en su casa.
EL resultado fue sorprendente, no sólo muy diverso sino cuanto menos variopinto. Francamente cada uno sacó el artista que llevaba dentro y haciendo uso de lo que tuviese por casa decoró con esmero y genial resultado el soporte del plato de cartón. Los que eran más de bellas artes con sus trazos y rompiendo las reglas del espacio y el orden, los que éramos más de arquitectura, pese a nuestro afán por el control y lo cuadrado, dejamos sorprendidos a nuestros compañeros incluso rompiendo el soporte.
La verdad, yo no creía mucho en la actividad y en su contenido real sobre innovar en la educación plástica y visual sólo cambiando de soporte, pero si que aprendí a no juzgar y a dejarme llevar porque fue muy divertido comprobar que clase de platos somos capaces de crear.
Supongo que detrás de cada actividad y de su reflexión queda en el recuerdo la vivencia y el sentimiento que vale más que lo trabajado, al menos para mi, puesto que vete tu a saber dónde terminaría el plato en mi casa si no fuera porque lo inmortalizamos con fotos.
Tocamos también el tema de lo analógico a lo digital y pudimos disfrutar de un video de Edudardo Punset sobre la educación Disruptiva.
Hasta aquí mi segunda clase,
ArteYesbozo.
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